Nota publicada en Diario Popular de hoy, por una lectora cansada de pavadas y mentiras.
Señor director:
El panorama está claro en el país. Tenemos dos proyectos en pugna. Por un lado, el actual gobierno de Cristina lucha por recuperar las banderas que alguna vez consiguieron Perón y Evita, cuando el 50 por ciento de las ganancias correspondían a los trabajadores. Conquistas que fueron pulverizadas por Martínez de Hoz con la ayuda sangrienta de los militares, y luego por Cavallo en la trágica década menemista. Los laburantes quedamos en la lona, sin derechos, sin Estado que nos contenga, con la industria destrozada y endeudados hasta lo imposible.
En esas condiciones, arrancó este proyecto, que lentamente recuperó las fábricas, la producción agropecuaria y los derechos ciudadanos. No estamos en el primer mundo, pero hay mejores escuelas (el dinero para la educación creció de 1% a 6% del presupuesto), tenemos hospitales que recuperan la atención para el pueblo y la industria argentina sorprende al mundo.
El campo, cuyos máximos exponentes hicieron tanto daño al comienzo del gobierno de Cristina, viene batiendo récords de producción, año tras año. Olvidan que en 2002 muchos estaban fundidos, con sus hectáreas en remate.
Los chicos, hoy, tienen asegurados 180 pesos por mes. No es clientelismo, es apostar al futuro. Miles de pibes ahora estudian por esa entrada de plata en los hogares. Los jubilados están lejos de lo que merecen ganar, pero ahí tienen una ley que les aumenta el haber dos veces al año, cuando en el 2001 les descontaron el 13 por ciento. Y no olvidemos que en medio de la peor crisis económica de la historia en el mundo, en Argentina casi no hubo despidos y tuvimos crecimiento económico.
Del otro lado, la oposición se opone ciegamente a todo. Ahora, no quieren pagar la deuda con reservas del Central, porque tienen miedo que al país le vaya mejor, que salgamos adelante. Apuestan al fracaso, al estallido, para tomar el poder. Proponen el ajuste, bajar los salarios, quitar beneficios al pueblo. No tienen vergüenza. Acompañemos un proyecto para todos, no para algunos privilegiados.
Betzabé Díaz
La Matanza
El panorama está claro en el país. Tenemos dos proyectos en pugna. Por un lado, el actual gobierno de Cristina lucha por recuperar las banderas que alguna vez consiguieron Perón y Evita, cuando el 50 por ciento de las ganancias correspondían a los trabajadores. Conquistas que fueron pulverizadas por Martínez de Hoz con la ayuda sangrienta de los militares, y luego por Cavallo en la trágica década menemista. Los laburantes quedamos en la lona, sin derechos, sin Estado que nos contenga, con la industria destrozada y endeudados hasta lo imposible.
En esas condiciones, arrancó este proyecto, que lentamente recuperó las fábricas, la producción agropecuaria y los derechos ciudadanos. No estamos en el primer mundo, pero hay mejores escuelas (el dinero para la educación creció de 1% a 6% del presupuesto), tenemos hospitales que recuperan la atención para el pueblo y la industria argentina sorprende al mundo.
El campo, cuyos máximos exponentes hicieron tanto daño al comienzo del gobierno de Cristina, viene batiendo récords de producción, año tras año. Olvidan que en 2002 muchos estaban fundidos, con sus hectáreas en remate.
Los chicos, hoy, tienen asegurados 180 pesos por mes. No es clientelismo, es apostar al futuro. Miles de pibes ahora estudian por esa entrada de plata en los hogares. Los jubilados están lejos de lo que merecen ganar, pero ahí tienen una ley que les aumenta el haber dos veces al año, cuando en el 2001 les descontaron el 13 por ciento. Y no olvidemos que en medio de la peor crisis económica de la historia en el mundo, en Argentina casi no hubo despidos y tuvimos crecimiento económico.
Del otro lado, la oposición se opone ciegamente a todo. Ahora, no quieren pagar la deuda con reservas del Central, porque tienen miedo que al país le vaya mejor, que salgamos adelante. Apuestan al fracaso, al estallido, para tomar el poder. Proponen el ajuste, bajar los salarios, quitar beneficios al pueblo. No tienen vergüenza. Acompañemos un proyecto para todos, no para algunos privilegiados.
Betzabé Díaz
La Matanza
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