Por Mariana Moyano
El miércoles 16 de febrero, Clarín publicó una nota titulada “El escrache se estudiará desde este año en las escuelas de la provincia” y en la volanta utilizaban (otra vez) su adjetivo preferido: “Medida polémica”.
En ese artículo, Miguel Wiñaski, alguien que parece haber elegido ser más un cruzado antiK y un defensor ultramilitante de la SIP antes que periodista sostiene que “a veces el camino al infierno está lleno de buenas intenciones”, llama a esta práctica “modalidad fascista” y se horroriza porque en el programa de estudios de las secundarias bonaerenses “se conciben explícitamente a los escarches, piquetes y pintadas como distintas modalidades de participación política”. (La bastardilla es mía)
Miguel Wiñaski es un hombre muy inteligente. Está en los medios desde hace años, ha recorrido el mundo, se ha codeado con importantísimos intelectuales y es profesor en la Universidad de San Andrés. Por todo esto, cuesta creer que semejante profesional sostenga que “los escarches, piquetes y pintadas” no son “distintas modalidades de participación política”. Incluso siendo fascistas, serían medidas políticas.
Por otro lado, ni este muy formado columnista ni el diario en el que trabaja pueden pensar que las protestas de Cutral Có de mediados de los noventas, esas primeras manifestaciones que resistieron el embate neoliberal, eran “no” políticas. De hecho, por aquellos días en los cuales el discurso de la independencia y la objetividad periodística moldeaban las conciencias, en que los periodistas eran fiscales de la Nación y en los cuales El gran diario argentino se ponía traje de progresista a los piquetes los llamaba “puebladas” y no sólo los justificaba sino que hasta reivindicaba ese tipo de protestas. “Pueblada en Cutral Có por falta de trabajo: 20 000 vecinos chocaron con Gendarmería” (http://edant.clarin.com/diario/96/06/26/cutral.htm).
Tampoco pueden sostener (al menos sin una cuota importante de cinismo) que consideran que el escrache no es una manifestación política y tampoco pueden –porque el archivo se los impide- afirmar que siempre han pensado que los “escarches” son “medidas fascistas”.
El 14 de febrero de 1999, en una nota del suplemento Zona se publicó una extensa nota en la cual no sólo no se condenaba, sino que se realizaba un laudatorio análisis filo antropológico de los “escarches” y, para empezar, se los definía del siguiente modo:
“Según el Nuevo Diccionario del Lunfardo de José Gobello, escrache es un sustantivo que el habla de los arrabales porteños recibió de los inmigrantes genoveses y adoptó para designar una fotografía o la imagen de una persona vista, por lo general, de modo despectivo. Sin embargo, desde hace algunos años merece figurar junto a otros términos, de orígenes más diversos como piqueteros, sentadas y abrazos solidarios, en el inventario de los nuevos métodos de protesta social de la Argentina. Gestado en el seno de los organismos de derechos humanos como una curiosa mezcla de tribunal, movilización política y cencerrada popular, tal como lo definió el historiador Hugo Vezzetti, el escrache se extendió para canalizar las protestas de diversos sectores de la sociedad,”.
La nota, titulada “La exportación del escrache”,
(http://edant.clarin.com/suplementos/zona/1999/02/14/i-01401e.htm) decía en el copete:
“Nació como un modo de denunciar a ex represores. Hoy se ha extendido a una gama mucho más amplia de acusaciones que abarcan desde las defraudaciones a los acosos sexuales”.
El artículo continuaba así:
“Los padres de la idea fueron los miembros de la agrupación H.I.J.O.S., que nuclea a los hijos de los desaparecidos durante la última dictadura militar. Sin experiencia política, gestaron un nuevo tipo de expresión tan diversa como una murga, una representación teatral o una obra de marionetas”
Y seguía:
“También podríamos pensar que los derechos humanos han penetrado de tal modo, que la gente ve en este tipo de manifestación una manera de intervenir en los problemas sociales, un modelo de denuncia de los abusos y de la impunidad, reflexiona Vezzetti.”
El remate –algo fundamental en el periodismo gráfico porque es el latigazo que le damos a la lectura y con lo que pretendemos que el lector se quede- no es menos condescendiente con esta práctica:
“Según lo explica Diego, uno de los más jóvenes: La gente descree de la Justicia. Y el escrache es un modo de luchar contra la impunidad, de hacerse oír y llamar la atención. Como los cortes de ruta y los abrazos solidarios”, dice.
De nazismo, de fascismo… nada de nada.
Un poco más acá en el tiempo, el 22 de mayo de 2009 cuando Agustín Rossi fue víctima de un escrache dieron la información (http://edant.clarin.com/diario/2009/05/22/um/m-01924325.htm) del siguiente modo:;
“Ruralistas santafesinos volvieron a escrachar a Agustín Rossi. Ocurrió esta noche en Reconquista, antes de un acto partidario. El titular del bloque K en Diputados recibió huevazos y escupitajos. Los manifestantes también rompieron los vidrios del auto que lo trasladaba.”.
De nazismo, de fascismo… nada de nada
El mismo razonamiento que esto que escribo parece haber hecho la agrupación H:I:J:O:S: porque hoy dieron a conocer un comunicado en el cual –muy ofendidos, y con razón- sostienen: “esta nueva herramienta de lucha ha sido bastardeada por diversos medios de comunicación” y agregan que se trata de “denostar una práctica que ha demostrado desenmascarar la impunidad”. Suena bastante absurdo que esta agrupación deba dar explicaciones de la resignificación que lograron hacer de una práctica cuando fueron ellos los que mantuvieron en la memoria colectiva la necesidad de castigo a los culpables. No había Justicia. Debía haber escrache.
H:I:J:O:S no es consultado como fuente por Clarín. Tampoco las Madres, ni las Abuelas, ni ningún organismo de DDHH. ¿Será acaso porque Clarín no podría sostener ante sus lectores la respuesta que obtendría de estas instituciones si les fueran con sus aseveraciones maniqueas?
Todo este lío fue armado a partir del programa de las escuelas secundarias de la provincia de Buenos Aires. En la Unidad III, el texto dice lo siguiente:
“Participación y organización política
La relación entre participación, acción y organizaciones políticas. Acción individual y acción colectiva. Organismos no gubernamentales. Relaciones actuales entre estado y Sociedad civil.
El sistema de partidos. Las características de los partidos políticos en la actualidad. El problema de la representatividad. Referencia al surgimiento del sistema de partidos y al lenguaje político de la derecha y de la izquierda.
Movimientos sociales en Argentina: definición, y tipos de movimiento, estrategias políticas, proyectos, modos de participación política, símbolos. Redes sociales: redes primarias y secundarias. Las demandas sociales de las organizaciones populares. La protesta social como vehículo de demandas. Distintas modalidades de participación socio-política: marchas, marchas de silencio, escarches, graffittis, pintadas, entre otras. La acción política a través del arte. La participación socio-política de los jóvenes”.
De nazismo, de fascismo… por suerte, nada de nada.
Lamentablemente, y ahí está el problema de los monopolios, muchos de los medios de la Argentina se hicieron eco de esta supuesta “polémica” y siguieron la agenda caprichosa que Clarín instaló.
Con sobriedad, EL ARGENTINO tituló: “La Secundaria suma una nueva materia en la que se estudiarán piquetes y escarches”.
EL SOL DE QUILMES: “Escrache como objeto de estudio”
LA GACETA “Escándalo en Bs As por incluir los piquetes en programa de estudio”
LOS ANDES: “Polémica: el escrache tema de estudio en escuelas bonaerenses”
Y a medida que el arco vira a la derecha sube la temperatura informativa.
INFOBAE.COM: “Justifican que se estudien los escraches en las escuelas de la Provincia
Esta modalidad que utilizaba el régimen nazi será enseñada desde este ciclo lectivo en los quintos años”
CONTEXTO, de San Miguel de Tucumán: “Educación K: en el secundario enseñarán el "escrache" y los "piquetes" como formas de participación”.
Pero la cosa no termina ahí. En la Sección Sociedad de hoy, Clarín se lanza con una avanzada que va desde la mala intención a la ignorancia sin descansar ni una línea.
“Escraches: defienden que se estudie en secundarias
Una medida polémica que arranca este año. Oporto, justificó que se enseñe este método fascista como una “modalidad de participación política”.
Las palabras no parecen suficientes, así es que para que el pánico sea completo, bienvenidas las fotos: Bengalas, jóvenes y banderas, todo el riesgo condensado en pixeles.
“Escrache a Martínez de Hoz. Se hizo durante el paro del campo” |
Pero no alcanza. Nunca alcanza, así es que recurren en esta edición a este más que sugestivo epígrafe:“Escrache a Martínez de Hoz. Se hizo durante el paro del campo”
Otra vez, las bastardillas son todas mías. Ah, y si sigo abusando me voy a ganar el mote de hiperoficialista porque ¿qué se presiona para obtenerlas? Control K.
Pero lo verdaderamente llamativo (no porque no esperemos esto y mucho más de este diario/partido político) es la nota de la página 2. En la sección “De editor al lector”, Ricardo Roa dice, entre otras tantas aseveraciones, lo siguiente:
“El ministro de Educación de Buenos Aires dedicó ayer buena parte del día a minimizar la importancia de considerar el escrache y los piquetes parte de la política”
“Más grave, mucho más grave, es tomar a piquetes y escraches como formas de hacer política.
“Si aún así quedan dudas, otro párrafo del mismo documento dice: “Participar políticamente no es sólo votar o militar en un partido o agrupaciones políticas. Una pintada es participar políticamente, según sea el contexto, las posiciones de los sujetos, los bienes en disputa y las relaciones de poder que se establecen””.
Y otro: “Cuando se organizan marchas de repudio, de silencio o escraches o se asiste a determinado concierto de rock, se puede estar participando políticamente””.
“Ya no se trata de describir asépticamente fenómenos de la realidad, como pretende Oporto, sino de validar una práctica habitual en grupos kirchneristas”.
“Colar eso en la materia es revindicar su propio activismo”.
“Y no es menos importante que se lo considere parte de la política: el escrache es lo opuesto, un recurso violento que niega y barre con la política”.
“Oporto mostró la hilacha cuando dijo que los hay “buenos y malos”. Obvio: los escraches buenos son los que ellos hacen. Los malos, los que les hacen a ellos”.
“La materia destila ideología kirchnerista por todos lados: la palabra disputa se menciona 9 veces; acuerdo, apenas 3. Conflicto, 8; convivencia 1. Pasado el doble de veces que futuro”.
(Las bastardillas vuelven a ser todas, todas, todas, todas mías porque se me coló la “ideología kirchnerista”, me tomó la mano y no hizo más que presionar CONTROL K, CONTROL K, CONTROL K).
En los pasillos de la Facultad en la que estudié Ciencias de la Comunicación me crucé con Juan Carlos Portantiero, Fortunato Mallimaci, Nicolás Casullo, Eduardo Grüner, Eduardo Rinesi, Horacio González, Federico Schuster, Rubén Dri, Susana Torrado, Ricardo Forster, etc, etc, etc. Pero no sólo estuve con ellos porque las casualidades me cruzaban en su camino. Los leí, los estudié y tuve la enorme dicha de ser alumna de la mayoría de ellos. Un placer de esos que nos ocurren sólo a los muy afortunados.
Pues resulta que estas personas, reconocidas en el mundo académico a nivel planetario, difícilmente puedan explicar que algo hecho por la sociedad no es político. Pues parece que para Roa si. ¿No lo sabe? Puede que no, pero lo perverso no es que ignore las más mínimas categorías de las ciencias sociales alguien que le pone letra al medio más influyente de la Argentina, sino que recurra al más burdo de los sentidos comunes para crear un escándalo barriendo de un plumazo 200 años de pensamiento social y político.
Para que se entienda bien qué es lo que me horroriza, lo explicitaré así:
Para Clarín, o para Roa, no sabemos, las manifestaciones escrache y piquete no son parte de la política. Es decir, ¿serían una ciencia exacta?
Para Clarín, o para Roa, no sabemos, es muy grave tomar a piquetes y escraches como formas de hacer política. ¿Serían formas de la biología?.
Para Clarín, o para Roa, no sabemos, las únicas formas de participación serían votar o militar en un partido o agrupaciones políticas. ¿Y tener un diario y embestir contra un gobierno? ¿Eso como se llama?.
Para Clarín, o para Roa, no sabemos, existe la posibilidad de describir asépticamente. ¿Y porqué en las tapas que ellos hacen siempre hay “polémicos” adjetivados?
Para Clarín, o para Roa, no sabemos, hay materias que pueden no destilar ideología. ¿Serán éstas como el agua, inodoras, incoloras e insípidas?
Para Clarín, o para Roa, no sabemos, los fundamentos de una ideología están en la cantidad de veces que se repite una palabra. A ver… voy a probar. Paz en el mundo, Paz en el mundo, Paz en el mundo, Paz en el mundo. No, no me funciona. El muro de Israel sigue ahí y las tropas estadounidenses desplegadas por el mundo no han vuelto a sus pagos.
Como al pasar, así, de costadito, cuelo una pregunta: Si Clarín está tan preocupado por la etimología de las palabras y el origen de los fenómenos sociales, ¿por qué nunca dio a conocer que los cacerolazos tuvieron su bautismo de fuego en Chile, cuando las señoras paquetas convocaban al golpe de Estado? ¿Ante un próximo cacerolazo volverán a hablar de “los vecinos” “autoconvocados” y “espontáneos” o dirán que es una “práctica golpista”?
No voy a ponerme a citar aquí a todos y cada uno de los autores y pensadores que responderían una a una cada una de estas superficiales y sobre todo banales afirmaciones. Se caen solas. Soplito y pum, al piso. Pero indigna, duele, molesta, irrita que un diario que se jacta de poseer una maestría en Comunicación Social pueda sostener tanta cantidad de desatinos.
Así que por todo esto, le regalo mi final al final del comunicado de H.I.J.O.S. Aquí va: “Pero pese a todo, también es necesario afirmar que el escrache no termina. Siempre vuelve. Porque hay muchos criminales impunes, porque hay muchos civiles que no han dado cuenta de sus responsabilidades directas para con el terrorismo de Estado, porque hay muchos ideólogos que hoy siguen usufructuando sus empresas. Por eso, a donde vayan los iremos a buscar”.
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