Macri y el final de la Ciudad Autista
Por Abel Fatala
Escuché en estos días a Macri decir a la Cadena Fox : “Sigo siendo más presidente de Boca que Jefe de Gobierno de la Ciudad ”. Me asaltó el mismo sentimiento que a ustedes: no podía creerlo. Un Jefe de Gobierno de Buenos Aires dice públicamente que no se siente en ese lugar sino en otro. Y tiene a los sufridos habitantes de esta ciudad, por así decirlo, a los pelotazos.
Cuidado, soy hincha de fútbol amo el fútbol pero sé colocar cada asunto en su lugar. Me toca por mi trabajo como Subsecretario de Obras Públicas del gobierno nacional, realizar una serie de tareas que me permiten caminar el país, hablar con personas en las provincias, escuchar la creciente adhesión a las políticas de inclusión y a las obras que se realizan.
Hagamos un alto y analicemos estos dichos. Por una parte, yo vinculo esa expresión de Mauricio con su irresponsabilidad como político frente a la sociedad. Nos dice públicamente que no le interesa su lugar como Jefe de Gobierno. Esa es su expresión. Por otra, su incapacidad y su soberbia explican su desinterés permanente por el trabajo. Ahí está la clave de su falta de gestión. No le gusta ensuciarse las manos, pensar en función de la demanda de los otros. Hoy no digo que esto sea grave. Hoy digo que tenemos la suerte los habitantes de la ciudad de Buenos Aires, de que la pesadilla se acaba. Y en ese momento, podemos dar vuelta esta etapa oscura y sin destino.
Me dan a decir que insisto sobre un tema. No lo niego. Insisto en la medida que tomo estas columnas como un lugar de reflexión común. Por eso, cuando de pronto me sorprende Mauricio con una frase de este calibre, cuando reconoce que no se siente Jefe de Gobierno, tengo que reflexionar sobre ese exhabrupto.
Gobernar no es moco e’ pavo, diría Jauretche. E incluiría a Macri en sus zonceras. Zoncera número tal: se decía que gobernaba. No lo hace y las consecuencias son la falta de una política de viviendas, la educación dejada de lado en la ciudad frente a lo que ocurre en el país, que es todo lo contrario. Falta de obras de infraestructura y hace bacheos una y otra vez en un mismo lugar para favorecer a empresas amigas. Hay empresas de servicios que rompen una calle, una vereda, y luego dejan sin reparar el lugar. Entonces, llega una empresa amiga y lo hace. La inoperancia tiene como una de sus representaciones, al acomodo, el negocio fácil. Una forma más del desgobierno.
Esto es cuadro de situación pero aún ante la dureza de sus términos, quienes confiamos y trabajamos para profundizar el proyecto de Cristina Fernández de Kirchner en 2011, aquí y ahora, estamos convencidos del final de esta historia. Y eso nos da alegría. La que precisamos en la construcción del espacio en el que estamos empeñados para lograr a fin de año, tener con ciudadanos y vecinos, un gobierno propio en Buenos Aires, un proyecto que nos una en el camino que realiza desde 2003 el gobierno nacional.
Que Mauricio se vaya al club que quiera, es su problema, es, diría Juan Carlos Calabró, un pelotazo en contra. Nosotros en cambio, al igual que sucede en las provincias donde hay planes de vivienda (llevamos construidas más de 550 mil desde 2003), hay escuelas renovadas y nuevas (unas 1.700 en todo el país), se renueva la infraestructura y todo redunda en un nivel de empleo inédito, vamos a tener en Buenos Aires, un proyecto común de construcción de una ciudad mejor. Una ciudad que pueda ser una guía en la construcción del Unasur como poder regional. El país espera nuestra respuesta y la vamos a dar con el urnazo histórico del próximo 30 de noviembre. Será un día para recordar.
Mauricio y otros exponentes de la negatividad, intentan hacernos discutir el 2001 que hicieron pacientemente. Y ahí tenemos que ser cuidadosos. Nuestro problema no es el 2001 sino el más adelante, el inmediato, el distante. Tenemos que imaginar, diseñar y construir, la Argentina referente regional suramericano que va jugar un rol decisivo desde los países emergentes. Si Paul Krugman, premio Nobel de Economía, señala en Europa que hay que seguir el modelo argentina de Cristina, no podemos detenernos con los que sirven a los intereses de las finanzas internacionales, los Macri de turno, a discutir en el plano del absurdo. Nuestro problema es pensar en crecer y ser leales a lo que se hace desde 2003 a esta parte. Ahora también en la ciudad de Buenos Aires.
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