Por su parte, su compañera de fórmula Mariu, estaba meta inflar globos, preparándose para la próxima fiestita, mientras el rabino Bergman, mezcla de José Narosky y de Koyac subnormal, entre aforismo y aforismo, intentaba cambiar la letra de mi bandera, para darle un toque PRO a la parte de "su vínculo rompió".
En ese marco de premeditada alegría, se mueven nuestros candidatos PRO.
Bochorno total.
ResponderEliminarAnotate para el 23/10 y vení a terminarlo vos... paparulo!
ResponderEliminarRucio, o sos un new vintage o pelas canas. Paparulo. Hacía mil que no lo escuchaba. Me encanta. Tarúpido, Mequetrefe, Gasnápido, Chitrulo.
ResponderEliminarEl Narosky al que vos te referís es el mismo que escribió ese libro que se llamaba "Si todos los hombres... (Aforismos)" del que Bernardo Verbitsky, padre de Horacio, decía que era un "singular y excelente libro. No hay página en que no haya aforismo digno de retenerse... dimensión profundamente ética y orientación estética"? El mismo del que Osvaldo Bayer decía que "se suma la fortaleza, la sabiduría, la plenitud, lo noble y la concreción de la belleza"? O del que Rogelio Frigerio decía que esos aforismos eran "inteligentes y profundas obervaciones. Todo el material y las reflexiones están rodeadas de un encanto y sugerencia especial. He disfrutado mucho de ello"? Master: todo bien con la crítica. Pero hay que ser un poco más serios. Te puede no gustar un autor o los aforismos, pero de ahí a asumir como verdad revelada que son algo malo, hay un trecho. Como verás, no es muy inteligente que digamos... Saludos, Manuel
ResponderEliminarManuel: En ningún momento asumí o dejé entrever que los aforismos son algo malo. Me aburren, si, pero eso es cuestión de gustos. En cuanto a Narosky, nunca he leído el libro que mencionás por lo antedicho, pero me resultan patéticas sus intervenciones últimas.
ResponderEliminarAhora, si no te gusta mi crítica a la fiestita PRO o a su candidato a legislador fantasma, me hubiese parecido mucho más feliz que lo dijeras y no me corras con un tema que era secundario.
Un gusto.