Con su habitual mesura, su espíritu republicano, su pragmatismo irreverente (o caradura), su don de gente, su efigie a medio construir (en el fondo de su casa), nuestro ingenierro hidráulico de charquito, llamó a la mesura a (mal que le pese), los líderes del socialismo y del radicalismo para que definan su suerte en las internas del 14 de Agosto.
“Este tironeo no conduce a ningún lado”, dijo y salió de la sala tarareando la marcha de San Lorenzo.
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