LARGO CAMINO
Una nueva historia comenzó cuando unas pocas mujeres se sentaron en bancos separados en Plaza de Mayo, no se conocían pero se presentían estar en un mismo dolor, aquel profundo del robo y luego desaparición de sus seres amados.
En un momento se levantaron frente al monstruo que las miraba y les dijo “tienen que caminar, moverse”, así comenzó el andar por un largo camino que ya tiene 34 años.
El dolor se transformó en Marcha buscando verdad y justicia, poco a poco fue naciendo una nueva historia tejida de constancia, cansancio, resistencia sin violencia y mucho amor en el corazón. En el camino se unieron las Abuelas buscando, siempre buscando aquellas identidades robadas, no perdidas, ¡robadas !
El recuerdo y las fotografías de seres queridos les acompañaron en sus pasos que enfrentaron fríos y calores, lluvias y soles, días y noches, burlas y amenazas, indiferencias y peligros. Nada las detuvo, la Marcha nunca se interrumpió y hoy marchan en tribunales, encuentros, tribunas, paneles, conferencias y nuevas luchas con vuestra incansable presencia en nuestro país y fronteras afuera.
Han pasado 34 años, han quedado atrás miles de kilómetros, dolores en las piernas, pesadez en el andar pero rostros serenos y radiantes, pañuelos escritos con queridos nombres y dolorosas fechas, dignidad caminando, nuevos horizontes abriendo, nuevas luces encendiendo para descubrir verdades escondidas.
Ayer celebraron la fecha rodeadas de admiración, gratitud y cariño, hubo lágrimas y recuerdos, flores y tortas, música y poemas; de fondo aquello de “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza”. Fiesta porque un nuevo país es posible.
Ustedes fueron y son firmes fundamentos de nuestra democracia todavía sacudida por poderes e intereses mezquinos. Gracias porque siguen marchando y así empujando una nueva historia de memoria que el poder militar siempre quiso borrar. Memoria con fuerza de germinación en almácigos que muestran verdades en medio de silencios cómplices e impunidades secretas.
Han pasado 34 años cuando, además de vuestros quehaceres domésticos tuvieron que salir a la calle para nuevos quehaceres donde pusieron mucha pasión y por amor, mucha entrega.
Fue muy difícil la Marcha, Azucena y otras desaparecieron en las manos siniestras de la muerte, otras enfermaron, algunas murieron pero vuestros pasos siempre fueron adelante y la Plaza de Mayo continúa siendo adornada con vuestro andar.
Gracias queridas mujeres argentinas, supieron sacar fuerzas del dolor y renovadas esperanzas hechas millones de pasos andados.
Hoy las saludo con respeto y cariño, gratitud y esperanza.
Aldo M. Etchegoyen
Obispo (E) Iglesia Evangélica Metodista.
Co-Presidente de APDH
Abril 30 - 2011
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