Las personas normales, no es mi caso ni la de muchos que frecuentamos las redes cotidianamente, leen un diario, escuchan una o dos radios, ven algún informativo o programa periodístico diariamente.
Ese hecho, conocido por los especialistas en el tema, forma parte de los supuestos que manejan quienes utilizan esos medios para fijar un mensaje, cuando no, la agenda.
Se me ocurrió tomar un tema caliente, de apenas unas horas, para ver como lo reflejaban los medios electrónicos el hecho y salió esto.
La noticia: Funcionarios el Ministerio del Interior se presentaron ante la Comisión de Vivienda de la Cámara de Diputados.
Bien; ¿como titulan los medios la noticia?
Página/12: "Informe en Diputados sobre los fondos de Madres".
Clarín :"En Diputados, dos funcionarios de De Vido intentaron despegar al Gobierno del escándalo Schoklender".
La Nación: ""Se está mezclando un financiamiento con una estafa", señalaron desde el Gobierno".
Perfil: "El Gobierno se despegó del escándalo Schoklender y recibió a Bonafini".
Urgente 24: "Fatala reconoció la asignación de US$ 300 millones a la Fundación Madres de Plaza de Mayo".
Crónica: "El Gobierno Nacional no otorga subsidios a Madres de Plaza de Mayo".
Telam: "Caso Schoklender: “No hay un solo certificado en la Fundación que no esté invertido en ladrillos”".
Del análisis de estos titulares, podemos sacar un par de conclusiones. El único medio que tituló la noticia en forma inocua, fue Página. Clarín y Perfil, haciendo escuela de periodismo independiente, vuelcan sobre sus titulares, una valoración descalificativa en términos de su propia lógica. Solo faltaba que les pusieran al final de cada título: Ahá!!!.
El resto eligió frases dichas en la reunión de la que se desprenden dos vertientes, de acuerdo a lo que se quiera destacar, las de buena leche y las otras, de ahí la percepción de la realidad que cada ciudadano se va a hacer del hecho.
Si pasamos al interior de cada una de las notas veremos profundizar la línea editorial de sus titulares y encontramos que lo que para unos es "dar detalles" de las cifras en cuestión, para otros es "reconocer". Nótese la diferencia, mientras el primero habla de una actitud amable, explicativa, la segunda palabra utilizada, denota resignación, como sacada a la fuerza.
Lo que para algunos es una explicación o descripción de los hechos, para otros medios es una estrategia para despegarse.
Para Beatriz Sarlo, hablando de su intervención en 678, dijo que entiende que el decir de “personas aproximativas, más dominadas por sus gustos o sentimientos que por sus ideas”, son incapaces de sostener una discusión inteligente.
Para pensar, ¿no?.
Años atrás, los imperialismos comprendieron que no valía la pena enviar ejércitos para ocupar territorios extranjeros y defender intereses políticos y económicos. Para ese trabajo "sucio" comenzaron a utilizar a las fuerzas armadas locales, a los militares de cada país. Estos se convirtieron, así, en tropas de ocupación, dispuestas a reprimir a los nativos para defender los intereses del Imperio. Han pasado los años. La tecnología permite amasar cerebros como plastilina escolar. Ya no hacen falta "represores internos" para convencer a los pueblos que deben someterse. La tecnología permite que los más diversos medios de comunicación se metan en la casa de cada individuo, de cada familia, y le inserten el cerebro el "casette" correspondiente. Quienes tengan alguna duda se sorprenderían al saber que la principal exportación de EEUU. no es armamento, sino "entretenimiento". En ese rubro, además de películas, música, agencias de noticias, videos, se incluyen los medios locales que operan de acuerdo a un discurso perfectamente uniforme. Las diferencias de matices son parte del negocio. Para quienes hagan un culto de la erudición, los "buenos modales" y la tilinguería,habrá "comunicadores" académicos. Para los que prefieran algo más primitivo, con algún gesto grosero, algo fanfarrón, también hay personajes que todos conocen. Unos y otros trabajan para producir en nuestros cerebros las mismas reacciones que los viejos garrotes represores.
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