Dejame que yo miento. Yo tengo fueros (Patricia Bullrich)

Son gente grande, en su mayoría profesionales, muchos de ellos son abogados y como broche de oro a la ecuación, son legisladores, forman parte de de uno de los tres poderes del Estado.  Es lamentable.
A fuerza de repetirlo constantemente uno fue perdiendo la dimensión del témino, pero nos viene a la boca cada vez que, como los superamigos, o la liga de la justicia, se presentan en conferencia de prensa para dar a conocer algún comunicado conjunto, o una medida ejemplificadora quieren hacer conocer a la sociedad.  Son  impresentables.
Lo hicieron con la 125, a favor de los periodistas independientes que clamaban por un muerto, con el affaire Redrado, interpelando a Marcó del Pont, en defensa de los hijos de Ernestina (en contra muchos de ellos de su propia historia), con el 82% móvil para los jubilados, con la denuncia de escándalo y la Banelco de Cristina, con toda bandera que encuentran y creen poder blandir en contra del gobierno popular.
A Moreno le tienen ganas y creen que es su Skeletor, su hombre de hielo o su Dr. Octopus, pero no, es solo un Secretario de Estado, con sus aciertos y sus errores, pero con una orientación en su gestión, en la que nadie puede encontrar un desvío de la línea marcada por las autoridades legítimamente constituidas que alojan la Casa Rosada; y tal vez por eso mismo es el Lex Luthor a vencer.
Muchachos, nuevamente están pishando fuera del tarro.  
No pueden en nombre de vaya a saber que extraños designios, -o no tanto, tal vez solo sea impotencia- llamar a la insubordinación a las leyes desde el poder mismo.
Pato, dejá la bebida, te hace mal.