Nuevamente, el conglomerado testimonial de la oposición ha quedado pedaleando en el aire, pese a que la usina mediática intente minimizar el hecho y, en todo caso ponerlo como "al final se lo tuvieron que dar", la Embajada Norteamericana ayer emitió un comunicado en el que reconoció que: “el incidente que involucró la retención de materiales propiedad del gobierno de los Estados Unidos, relacionado con una actividad de entrenamiento conjunta previamente planeada y aprobada, que por fallas administrativas involuntarias debieron ser incautados, se ha resuelto satisfactoriamente”.
El descomiso generó un conflicto entre ambos países. La Cancillería argentina presentó una queja a Estados Unidos por su intento de violar la normativa local. En tanto, el vocero del Departamento de Estado, Philip Crowley, y el encargado de América latina, Arturo Valenzuela, hicieron airados reclamos por lo sucedido. Valenzuela llegó a decir que los marines habían sido “amedrentados” por los funcionarios aduaneros. Curiosamente, ni Crowley ni Valenzuela siguen hoy en sus cargos.
En el comunicado que concluye con una convocatoria a la continuidad de la colaboración y dice: “Nos comprometemos a continuar trabajando con la Argentina en una asociación basada en el interés y respeto mutuos, así como también con valores y responsabilidad compartidos”.
El problema es que nuestra oposición de esta frase solo puede decodificar "basada en el interes", el resto de los conceptos, es como si les hablaras en chino.
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