Nuevamente acudo a reciclar un mail de un amigo de La Plata que me da una mano con el blog y del cual extrañaremos en la próximas semanas porque se nos va a las Europas por trabajos de investigación. De todas formas, buen viaje y podés seguir escribiendo desde allí. Serías un excelente corresponsal en la Puerta del Sol y con los Indignados.
En tren de pensar la política desde la charla con taxistas, parientes, reuniones de amigos, que son las fuentes privilegiadas de la revista Noticias y los cables de la embajada de los EEUU, te cuento algo de mi barrio.
La verdad es que no me tira lo de ir a misa. Me quedó un sabor agridulce desde que tenía 10 años y el curso de catecismo al que me mandaron mis viejos se interrumpió abruptamente para reanudarse unos meses tas tarde. Luego me enteraría que el cura macanudo que daba el curso era tercermundista y nunca se supo más nada de él.
Bueno, volviendo al tema. Mi señora dice, con (dudoso) criterio, todos los compañeros del nene hacen catecismo, y para que no sufra por no hacer lo que los demás hacen, va a ir a catecismo. Luego será libre de elegir si quiere seguir yendo a la Iglesia o no. De no muy buena gana acepté y el nene empezó el curso.
El cura era, dentro de sus límites ideológicos, un tipo con el que se podía hablar. Incluso viendo su interés por lo que le contaba que yo hacía llegué a regalarle un libro mío un día que pasó a tomar un café en casa.
La Iglesia del barrio, donde el nene va a catecismo no es una más. Es, ni más ni menos, que la Iglesia donde se casaron Perón y Evita.
El tema es que se cae a pedazos por el abandono de muchos años y con la llegada de este cura con el que se podía hablar, recién empezó a verse algún movimiento.
Pues bien, el cura se preocupó por el estado edilicio y comenzó a golpear las puertas de distintos organismos públicos. En más de una oportunidad fue tapa del principal diario de La Plata, El Día, diario conservador estrechamente vinculado a Clarín y La Nación y que hasta no hace mucho impulsó la carrera política de un Intendente de la dictadura con acusaciones de delitos de lesa humanidad, con cierto suceso como que logró ubicarlo como funcionario importante en el gobierno provincial de Duhalde. Aunque al advertir que sus aspiraciones iban más allá, el diario se dedica con más énfasis a negociar al inicio de cada período para sostener una gestión local hasta que no ésta no tengan más nada que darle y entonces declaran su fin -la teoría Magneto de los cuatro años-. Así se suben a otra gestión pero eso siempre y cuando no se noten muchos rasgos que del centro se dirijan aun muy tibiamente hacia la izquierda...
Obviamente que el eje de cada nota de tapa de El Día tenía que ver con el descuido por el patrimonio edilicio por impericia de las autoridades (provinciales pero especialmente nacionales) que como siempre hacen oídos sordos a los reclamos más justos y en este caso no era la excepción para este hombre de bien, como no podía serlo de otra manera para el diario tratándose de un cura.
Finalmente la Provincia se comprometió a restaurar completamente la Iglesia donde se casaron Perón y Evita y preparó una partida importante para iniciar en breve las obras.
Hace unos días mi señora fue a llevar al nene y encontró al cura con el que puede hablar con su cara desencajada. Apenas podía articular las palabras. Acaba de recibir la noticia de su inmediato traslado a la Catedral para pasar a desempeñarse bajo la órbita de Aguer en un lugar subalterno. Para quienes no lo conocen, Aguer llegó a La Plata en 1999 ante el temor que cundió en círculos católicos por la posibilidad de que la ultramarxista Graciela Fernández Meijide lleguara a la gobernación. La estrategia en ese momento fue contrarrestar lo que veían como un extremo con el otro. Aguer cumplía exactamente con el perfil buscado.
La Iglesia del barrio recibió un nuevo cura. Pero ya no se habló más de la restauración de esa Iglesia donde se casaron Perón y Evita, obra para la cual a provincia tenía los fondos preparados para llevarla a cabo. Tampoco El Día volvió a publicar ni en tapa ni en pirulos nada sobre el estado de esa Iglesia.
No se si queda claro el castigo a propios por invocar a Perón y Evita para una acción en la Iglesia y lo inviable para ajenos que esperaron una autorización de la curia para ese fin.
Del cura con el que se podía hablar, tampoco tuvimos noticias. Aunque se me ocurre se le fueron para siempre las ganas de hablar...
Ahora digo, la Iglesia donde se casaron Perón y Evita por el sólo hecho de ser testigo de tal acontecimiento ¿no se merece ser sacada de las miserables disputas internas de una jerarquía eclesiástica ultramontana, de las conveniencias de un diario corrupto enriquecido por la dictadura y de funcionarios de Scioli preocupados por ver de donde sopla el viento?
Pregunto nomás.
Gracias Gustavo