Podemos hacer como indica el manual del buen kirchnerista y empezar a hablar de las internas simultáneas obligatorias del 14 de Agosto próximo, del piso que significa el 35% en Capital y hacer todas las elucubraciones posibles para determinar que los vamos a pasar por encima cuando vamos y por las dudas, aún cuando volvemos.
También podemos hacer todo lo contrario y empezar a meter miedo en nuestras propias filas, teniendo como libro de cabecera, aún sin confesarlo, "los Kirchner" de Joaquín Morales Solá, y usando la agenda que nos dictamina "el gran diario argentino", y creernos el panegírico sobre Mauricio que nos vende como fuimos arrasados y arrastrados por el fango, tres veces en el último mes.
Podemos hacerlo, incluso creo que hay paño y texto de sobra. Ya se escribieron varias páginas al respecto cada una más ingeniosa y con análisis que van desde el simple guarismo sumatorio hasta ecuaciones alfanuméricas donde las incógnitas son resueltas con soltura y elegancia aristotélica. Pero me resisto. Será mi pasado progre, mi poco apego a los lineamientos estáticos, o no se, pero yo veo otras cosas y creo que es el momento de hablarlas.
No poder controlar las ansias individualistas del peronismo, llámese PJ, Gremios, Barones del conurbano, tiene sus consecuencias y esto se paga en las elecciones. En éstas, en las anteriores e incluso, en las de medio término y/o presidenciales y por otro lado, sabemos que toda elección significa un rechazo a algo. Cuando uno decide, elije dejar de lado una o varias opciones para quedarse con alguna.
Nosotros elegimos conducción, ya sea por opción o por adopción. El caso de Cristina es particular pero no es antinatural. Es particular por que fue impuesta, por circunstancias que van más allá de todo análisis. Muerto el líder, es reemplazado por su sucesión natural, su compañera de toda la vida y la otra parte del proyecto ideado por los dos en treintacinco años de militancia. Aquí hago la salvedad de la opción, porque muchos, como yo, habíamos elegido a Cristina aún con Néstor vivo.
“No vengo a dejar mis convicciones en la puerta de la casa de gobierno", dijo, y su mujer y Presidenta de todos los argentinos, lo repitió no hae mucho. El tema es que la líder del movimiento eligió jugarsela por sus ideales y no todos se lo bancan. Cristina el peronista pero no es estructuralista. No la va con las estructuras pre establecidas del peronismo y estas se lo están haciendo pagar. Ella ya eligió, ahora la pelota quedó del lado de la militancia. Ahora nos toca elegir a nosotros, si somos capaces de hacer el cambio con ella e ir juntos a la victoria, o de quedarnos puteando porque otra vez se nos pasó el tren.
El futuro queda para allá, si, si, para allá, es cuestión de elegir.
Un fuerte abrazo peronista.
Hasta la victoria siempre.
Parece un problema de límites. A la derecha el camino se cierra, ya que a la derecha peronista le resulta más natural y fácil armar estructuras con la derecha neoliberal. A la izquierda, el crecimiento es posible a costa de una radicalización que la estructura peronista no pareciera permitir, en una primera ojeada. Hay un problema teórico a resolver. La salida quizá es por un nacionalismo-latinoamericanismo? El mismo problema de Lenin y Trotsky , la soledad de la revolución rusa y la necesidad de la revolución europea planteado en el 17 se reformula, parece, en otro terminos en nuestra Latinoamérica siglo XXI. No es sólo un problema de militancia, creo. Es también un problema teórico, y por lo tanto, de conducción ideológica.
ResponderEliminarNo es problema de límites, es problema de ideología Perón decía en El Modelo Nacional que vamos a un Socialismo Nacional, y aunque les duela el que en realidad se siente Peronista, pero no por convicción eso no lo puede entender, eso es lo que entendieron tanto Néstor como Cristina.
ResponderEliminarCarlos Marciano
El canilla: Estoy de acuerdo en lo del latinoamericanismo c0omo ideal teórico y también coincido que ala derecha siempre hace más fácil lo que a la izq. le cuesta la vida.
ResponderEliminarCarlos: de que ideología me hablás, porque Matera, Cafiero y Néstor que yo sepa no pensaban igual, o si?
Sentirse peronista es muchas cosas y a la vez no es ninguna si despues le sacamos un ojo al de al lado por un cargo. Si se es peronista, se acepta la conducción. Si la conducción acierta, ganamos todos, si la conducción se equivoca, debemos redoblar esfuerzos para retomar el camino, pero no se la cuestiona, o no es asi?
Ah, además me si ¿de que me sirve que Néstor y Cristina así lo entendieran? el problema es que no lo entiende la militancia.
ResponderEliminarEntre no ir con ninguna de la viejas estructuras y decidir por cuestiones tácticas y coyunturales ir con algunas determinadas y no ir con otras, hay un sendero bastante ancho y me parece que Cristina lo está transitando. No es un sendero fácil. El tema es que no tenemos ni por asomo militancia suficiente (se vio en la capital) para neutralizar a ninguna de estas estructuras (ni siquiera pudimos con Ritondo). No creo que con voluntarismo le podamos ganar a la reacción restauradora que está mas envalentonada que nunca y el peligro es que esta supuesta debilidad termine por instalarse en el "inconsciente colectivo" como diría Charly.
ResponderEliminarProfe: El peronismo es enorme, pero cuantos son K?. El 30%. El resto juegan para ellos sin tener en cuenta lo que decía yo en un principio. Están haciendo quintitas que en otras épocas se resolvíeron a los tiros, Ahora, por suerte se guardaron las armas, cambió el mundo, o no se, lo cierto es que no es el camino. Se están profundizando las diferencias y esto nos va a llevar a serios problemas en el futuro. Tal vez la sociedad no esté preparada para el cambio aún. Ritondo nos afanó con el más viejo de los vicios de la política, el clientelismo y nosotros segumos leyendo cuentitos. Para mí, estamos quedandonos en el medio del camino y no sabemos transmitir como se sigue y eso se paga caro.
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