Recientemente, una Casa de Altos estudios de larga tradición académica en nuestro país, ha decidido honrar a nuestra presidenta otorgándole el máximo título: Doctor Honoris Causa.
Nadie dudaría de la justicia de la decisión, a la luz de la capacidad de estadista exhibida por nuestra Presidenta, cuyas intervenciones públicas lejos están de ser meros actos protocolares, para constituirse en verdaderos tratados de derecho internacional, de política de derechos humanos, de economía heterodoxa, y así podemos seguir hasta completar currículas enteras de disciplinas universitarias puestas al servicio del arte de gobernar colocando la ideología por delante de los actos.
Sin embargo hay algo que huele mal. No por la justicia del acto, repito, no por el que recibe el mérito, sino por quien lo da. Y en esto no quiero ser fatalista, sino hacer un pequeño ejercicio de la memoria para evitar sorpresas desagradables.
La prestigiosa Casa de Altos Estudios en cuestión es la Universidad de La Plata, que efectivamente otorgó el título de Doctor Honoris Causa a Néstor en 2005. La misma salvedad hecha con Cristina más arriba cabe con Néstor, en cuanto a distinguir lo era quien recibía el mérito y quien lo daba. Que quede claro.
Pues bien, el motivo esgrimido por el entonces Rector para honrar a Néstor fue, sin dar vueltas, el hecho de que de la Presidencia habían enviado una partida para realizar obras edilicias. Así planteado el tema, no faltó el Consejero que hizo un razonamiento lógico impecable: si el argumento para dar el mayor título reside en que se le atribuye a esa persona facilitar subsidios, eso equivale a decir que esta Universidad retribuye con título a quienes aportan dinero, o dicho de otra manera, el que paga es merecedor de títulos por ese sólo hecho. Pese a que el Rector no supo qué responder, la decisión siguió en pie sin que se le ocurriera a él, ni al séquito de obedientes consejeros que aprobaron la moción, un argumento más sólido. Es que además el prevaleciente gorilismo obnubilaba las mentes preclaras de tantas celebridades universitarias, impidiéndoles reconocer los sobrados méritos académicos de nuestro querido Néstor.
Esa sesgada visión afloró, por ejemplo, al día siguiente del triste 27 de octubre de 2010, cuando en la web de la UNLP, se recordó muy escuetamente que Néstor había sido un egresado de la Facultad de Derecho de La Plata. Nada decía del máximo título que Néstor recibió en 2005. En cualquier parte del mundo las universidades recuerdan a las figuras ilustres que pasaron por sus aulas con el máximo título dispensado. Acá no. Parece ser que generaba escozor asociarlo demasiado a la UNLP, desatando la misma doble moral que se puso en evidencia en el momento de entregarle el título. Había que decir algo, porque todo el mundo hablaba del tema, pero no pasarse de la raya.
Habían pasado 5 años y pocas cosas habían cambiado en la UNLP. Sólo que había asumido un nuevo Rector. Para hacer memoria, este Rector había sido funcionario del gobierno de De la Rua en el Ministerio del Interior, donde seguía en el escalafón a Matov, la cara visible de la represión ordenada el 20 y 21 de diciembre de 2001.
Volviendo al tema del inicio. Cristina va a ser homenajeada por una casa de altos cuyas autoridades seguramente verán en ella el mismísimo “cuerno de la abundancia” y estarán atentos a que se caiga de él algo. En verdad algo más que ya es muchísimo, después de haber recibido la más grande inversión en infraestructura edilicia que esta Universidad conociera desde la fundación y la parte correspondiente al mayor presupuesto general para las Universidades Nacionales que se conoce desde la lejana creación de la UBA en 1823 hasta hoy. ¿Alguna de estas mentes preclaras asociará estos beneficios percibidos a un modelo de país instaurado en 2003 y a la capacidad de estadista de Cristina? Las roscas de pasillos los tienen muy ocupados como para hacer razonamientos tan complejos y seguramente se dirán, entre tanto, sigamos dando títulos al que nos da plata. Después, que no se note mucho si se trata de peronistas.
Perdón si me anticipo pero el que se quema con leche….
Gracias Gustavo
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