Ya lo había definido Maquiavelo en 1513, al dividir a los gobernantes entre los que eran amados y los que eran temidos. Sin hacer juicio de valor se limitó a describir esa dicotomía y con su refinado cinismo estableció que las circunstancias particulares eran las que determinarían una u otra forma de ejercer el poder.
Sin nada concreto que proponer, la oposición política, mediática y la corporativa hace tiempo que han elegido al miedo como el argumento básico de sus campañas y diatribas. Y ya sobrepasan todos los límites imaginados. La verdad es la gran derrotada en esta lucha que encaran para impedir los proyectos y las realizaciones del gobierno popular. Y no alcanza solamente con seguir poniendo la otra mejilla y seguir avanzando, por más que tengamos todos la certeza de la plena ratificación el 23 de octubre de la decisión que ya se expresó en la PASO del 14 de agosto. No es suficiente reiterar que el pueblo no es zonzo y decodifica los mensajes y que a la patética oposición ya casi no le cree nadie.
Cualquier recuento de las hipocresías, falsedades y bajezas que se expresan a diario, corre el riesgo de envejecer, porque cada día alguna nueva operación será ofrecida para intentar aportar a la confusión. Pero aunque sea para una agenda de la ignominia, deberíamos consignarlas, reunirlas y no olvidarlas. Están jugando con la paciencia de quienes queremos seguir trabajando, aportando y disfrutando de este país que hace ocho años no imaginábamos posible. De todas maneras, seguiremos aguantando las afrentas, las provocaciones y la crispación de los adversarios, que sólo quieren erigirse en enemigos.
Luego del triste papel de la convocatoria a Sergio Schoklender al Congreso para montar un show lamentable e inútil, insisten en su cometido. El montaje que siguen haciendo con el dólar, y el miedo que quieren insuflar en los sectores medios con capacidad de ahorro, apunta contra toda la Nación , contra su posición internacional, contra su capacidad de enfrentar y superar la tremenda crisis que aqueja a las economías de los países centrales que ellos y el FMI denominan “serios”.
Aquel que tenía un plan contra la inseguridad, y que nunca explicitó ni presentó, ha llegado al colmo del cinismo que roza con la perversidad, al aprovechar la conmoción por la muerte de la pequeña Candela para decir que si él –Francisco de Narváez– hubiera sido gobernador, el asesinato no habría sido cometido. Todos los calificativos que se me ocurren ante esta desmesura abrumadora que sólo busca fines políticos sin importar los medios, ni respeta el dolor de la familia de la niña, ni la inteligencia de la gente, son irreproducibles en un medio de comunicación.
Trepados a una información parcial –y tal vez equivocada– de un juez de la Nación y con el apoyo de los diarios monopólicos, sus mandantes de ADEPA, sus amanuenses de FOPEA y alguna condena internacional de la SIP , las voceras de la libertad de expresión, las clarinetistas del dúo “Las impresentables” daban muestras de sus condiciones para saltar cada vez más hacia la derecha, haciendo declaraciones dramáticas y hasta parafraseando a Bertolt Brecht en su poema sobre la persecución nazi. En todo momento se omitió deliberadamente el total de la verdad y se dejó entrever que era una acción del gobierno. El Poder Ejecutivo, por vía de ese gran militante y cuadro político nacional que es Guillermo Moreno, está exigiendo que algunas consultoras expliciten la metodología y la validez de los cálculos de la inflación que se usan para grandes negocios contra el país y que son bandera de la oposición desesperada.
Inventada en Buenos Aires por vaya a saber quién –aunque muchos tenemos idea de dónde proviene– un pasquín sensacionalista norteamericano al estilo Muy o Libre publicó que la presidenta había comprado zapatos por 110 mil dólares. Dio pena escuchar en Radio Mitre a Marcelo Zlotogwiazda entrevistando a la diputada Victoria Donda de la Alianza II –el FAP de Binner– y preguntándole por este tema como si condujera Intrusos. Lástima por el periodista, que como intuye nuevos cambios en la emisora quiere dar muestras de alineamiento y subordinación. Y desazón con la otrora diputada electa por el FPV, que dando por hecho lo no sucedido puso como ejemplo a seguir a Michelle Obama porque “usa ropa de diseñadores alternativos, afroamericanos e hispanos” (sic). Tamaña banalidad para comparar a una estadista y militante del campo nacional y popular con la esposa del timorato presidente del imperio que sigue asesinando civiles, invadiendo países, apoyando a Gran Bretaña, y todo en nombre de la libertad, a quien descalifica irremediablemente es a la propia Donda.
Otro miedo que quieren inocular es el del peligro de una supuesta hegemonía si el pueblo respalda a Cristina Fernandez y a sus candidatos en las próximas elecciones. Según esta hipótesis si el pueblo vota al oficialismo más de lo que ellos pretenden, la democracia y su equilibrio están en riesgo. Estos pretores del republicanismo desconfían de las mayorías y auspician una suerte de censura de expresión: “voten, pero no tanto”.
Donde más se notan la desesperación y el odio visceral (por no decir gorila) es en las posiciones de algunos frente al pedido de tratamiento de la ley de tierras. Evita, con su crudeza y amor a la Argentina , hablaba de los vendepatrias y de los farsantes. Y estos calificativos les caben también a quienes a la posición soberana, valiente y decidida de la presidenta en la ONU la minimizaron, ignoraron o criticaron aviesamente. A la defensa de nuestros derechos sobre Malvinas, la calificaron de amenaza. Cristina intimó a Irán a presentar a los sospechados de los atentados de la Embajada de Israel y de la AMIA. Además pidió con argumentos irrefutables el reconocimiento de Palestina. Y centralmente abogó por un Consejo de Seguridad rotativo y sin poder de veto. Una ONU de iguales. Un discurso y una postura que deberían enorgullecernos a todos los argentinos. Pero el odio no se los permite.
Dicen que el odio es la manera más prolongada de suicidarse. Nosotros seguimos creyendo y apostando al amor. A nuestros prójimos y a nuestra Patria.
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Muchas veces escuchamos que el país está dividido. Y es cierto. Están lo que aman a Argentina y a sus habitantes, al subcontinente al que pertenecen y los otros que parecen recién bajados de los barcos llegados de Europa, que nunca sintieron a Latinoamérica y a Argentina como su verdadera patria. Y ahí empieza la discusión. Los primeros tratan de incluir a cuantos sea posible y los otros, en cambio, de excluir, de despotricar, de odiar y desprestigiar. Y dicen que lo hacen en nombre de la democracia y de la institucionalidad. A mi avanzada edad he llegado a la conclusión de que en primer término hay que sentir respeto y amor por nuestros semejantes porque somos parte de una sociedad y recién entonces analizar con seriedad qué podemos hacer por nuestro país y nuestra familia, nuestros vecinos, compatriotas y compañeros de continente. ¿Europa y los EEHH*? Están muy lejos y no solamente en términos de distancia.
ResponderEliminarAbrazo
Tilo, 70 años.
*Estados Hundidos
Hay algo que està muy claro y es que la oposiòn se equivocò en sus estrategias, de eso no nos cabe dudas, lo pudimos ver en la PASO. Que los hegemònicos mienten no es novedad para nadie, como tampoco que se rigen por los principios goebbelianos, que a los polìticos opositores no les baja una idea ni de casualidad, tambièn el pueblo lo sabe; tanto es asì, que hace unos dìas atràs conversando con unos simpatizantes radicales de toda vida y muy opuestos al gobierno, reconocieron que "como estàn planteadas la cosas en Argentina y en el mundo, si no gana Cristina, estamos en el horno"...
ResponderEliminarEl odio que sienten por todo lo que tenga olor a Pueblo es el mismo de "el 55". Hoy no tienen los aviones ni los aviadores capaces de bombardear civiles desarmados, como aquel 16 de junio. Pero, si pudieran lo harían. Como el mundo cambió, aunque el odio siga siendo el mismo, ya no puieden usar la fuerza de las armas para asaltar el poder. Por eso tratan de usar la fuerza de los medios de comunicación. No son originales. La principal potencia del planeta lo hace a diario. Desparrama por el mundo su relato que sirve para "justificar" todo lo que, luego, destruyen sus ejércitos.
ResponderEliminarAcá tratan de destruir la moral de un Pueblo. Enfrentar al "clase media" con el que corta la calle; y al que corta por un reclamo laboral lo enfrentan con el que reclama trabajo que, aún, no tiene. Pero van dejando la huella. Habrá que estar atentos y no pisar, parafraseando a Miguel Hernández : "la mierda que van dejando donde colocan la planta"