23 de Setiembre de 1947 |
Hace 60 años, un 11 de noviembre de 1951, casi cuatro millones de mujeres argentinas ejercieron por primera vez el voto en las elecciones nacionales que consagraron como presidente para un segundo período a Juan Domingo Perón, principal impulsor de la ley que les conce ...dió ese derecho.
Desde 1912, había regido en el país la Ley Sáenz Peña, que propició el sufragio secreto, universal y obligatorio, pero circunscripto a los hombres, lo que había dejado a las mujeres en inferioridad cívica.
Las únicas excepciones a la regla sucedieron en 1911 en Buenos Aires, durante una elección municipal, en la que a título personal la médica Julieta Lanteri logró votar; y en 1928, en San Juan, donde todas la ciudadanas de esa provincia fueron habilitadas por el bloquismo a hacerlo.
En las elecciones nacionales del 11 de noviembre de 1951 votaron 3.816.654 mujeres en todo el país, entre ellas Eva Perón, quien lo hizo por primera y única vez en su vida, acostada en su lecho de enferma -moriría ocho meses más tarde- gracias a que la urna le fue llevada a su lugar de internación.
El 63,9% lo hizo por el Partido Peronista y el 30,8% por la Unión Cívica Radical. El Peronismo fue el único de los dos que llevó mujeres en sus listas. Por contrapartida, el Radicalismo siguió rindiéndole culto a su "irreverente machismo", frase que pertenece a Florentina Gómez Miranda.
La oposición era tan fuerte, que la sanción de la ley, esperada para el 3 de septiembre de 1947, debió postergarse para el 9, en que se la aprobó en sesión especial, mientras miles de mujeres presionaban desde la Plaza de los Dos Congresos.
El 23 de septiembre, en medio de un gigantesco acto cívico organizado por la CGT en Plaza de Mayo, Perón le entregó a Eva el decreto de promulgación de la ley 13.010, en un gesto simbólico que expresaba el reconocimiento del gobierno por su campaña a favor de los derechos políticos de la mujer.
Y entonces, ella dijo desde el balcón de la Rosada: “Mujeres de mi Patria: recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo entre vosotras con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria. Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una historia larga de luchas, tropiezos y esperanzas. Por eso hay en ella crispación de indignación, sombra de ataques amenazadores, pero también alegre despertar de auroras triunfales. Y eso último se traduce en la victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional”.
Y entonces, ella dijo desde el balcón de la Rosada: “Mujeres de mi Patria: recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo entre vosotras con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria. Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una historia larga de luchas, tropiezos y esperanzas. Por eso hay en ella crispación de indignación, sombra de ataques amenazadores, pero también alegre despertar de auroras triunfales. Y eso último se traduce en la victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional”.
Gracias Lanchita
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