Texto original del diario La Época del 26 de Febrero de 1946:
Corremos Peligro de ser Silenciados:no sae aseguró la Distribución de Papel
Una vez más debemos insistir. Por apatía o por alguna otra razón que preferimos no discriminar, uienes tienen a su cargo la obligación de apicar un reciente decreto que asegura a la prensa libre la provisión de papel, no parecen darse cuenta ni de la importancia ni de la urgencia del problema.
Ya lo hemos dicho. Todos nuetros lectores -que es decir: todo el pueblo de la Nación- lo saben hasta en sus menores detalles. Existe una ley de abastecimientos, número 12.591, dictada en 1939, que -como ocurre con una ley semejante en Estados Unidos- garantiza a todos los diarios la provisión de papel a precios equitativos. Dicha ley, nio se aplicó nunca. Pero el P.E. dictó recientemente un decreto autorizando a la Secretaría de Industria y Comercio a expropiar papel a quien lo tuviera en cantidades excesivas, para distribuir ese papel entre los diarios libres sobre quienes, una embajada extranjera ha dictado su condena de muerte.
Pues bien. Ese decreto no se cumple. Quizás para "pacificar los espíritus" se han lanzado las gestiones angustiosasde nuestro diario sobre carriles de formalidades inoperantes. En vez de expropiar papel (¿a quién?, a "La Prensa" que tiene miles de toneladas; a "el Mundo", ídem de ídem; a cualquiera de los depósitos enormes cuya ubicación se conoce perfectamente ....) ... en vez de expropiar papel, como lo ordena el decreto, se llama a licitaciones que, naturalmente, no despiertan el menor interés... Ya se hizo una y falló. Ahora se insiste en el procedimiento. Y también falla. Tal vez mañana se insista nuevamente por aquello de que la tercera puede ser la vencida... pero mientras tanto dentro de tres días, "LA EPOCA" no tendrá papel para imprimirse.
¿Es que se considera que la prensa complotada contra la nacionalidad; la prensa que tiene papel precisamente porque es vendida, porque es antiargentina, porque es contraria al pueblo, es merecedora de privilegios que llegan a lo vital, mientras los diarios auténticamente nacionales deberán morir de inanición?
¿Es que el funcionario autorizado popr la ley y por decretos expresos para remediar una infame injusticia, considera que es posible eludir un mandato que excede la formalidad burocrática para afectar ya la misma moral de la Nación?.
No es posible admitir pasividades en este orden de cosas. El pueblo no concibe que un diario de la magnitud del nuestro, pueda silenciarse por apatía o popr apego a blanduras inconducentes. Muy a nuestro pesar nuestro debemos hacer público este triste pormenor. Pero la suerte del vocero argentino por excelencia está en juego. Su subsistencia depende de que se cumpla con la ley. Doble razón por lo tanto.
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