Vuelvo sobre un tema recurrente en mí, pero como este es mi blog y suelo escribir de lo que se me ocurre, vamos de vuelta.
En Página/12 de hoy, Eduardo Febbro desde París nos dispara "París es una fiesta de lectura de izquierda", y eso debe poner como locos a los progres nativos que leerán la nota con avidez y remembranzas.
Todo comenzó con el humanista Hessel, quien publicara "Indígnense" por una pequeña editorial de provincia, vendió en Francia millones de ejemplares con su discurso de confrontación con el sistema, de no más de 30 páginas. Lo que se dice un panfleto que no les recomiendo por lo obvio y aburrido, lleno de frases comunes y sin agregar nada al imaginario colectivo de revoluciones burguesas para bares de centro de ciudades.
Ahora parece que el "Manual de Guerrilla Urbana" que el militante comunista brasileño Carlos Marighela, escribiera por finales de los 60 en contraposición de la teoría foquista guevariana, se ha transformado en best seller de las librerías parisinas, tan proclives a las modas progres, aunque despues voten a Chirac o Sarcosy con la misma gracia y la misma mano que alguna vez escribiera "Liberte, Fraternite, Igualite" o "La Imaginación al Poder". Váyanse a cagar.
Lo cierto es que junto a las remeras con la cara del Che, los forros con la de Mao, bigotes postizos a lo Pancho Villa o profusas barbas marxianas, réplicas del hacha encontrada en la cabeza de Trosky y vaya a saber que otra loca ocurrencia, proliferan las editoriales anarco bolcheviques que harían la envidia de nuestros patéticos trosquistas locales y su revolución inconclusa (fundamentalmente porque nunca la empezaron).
El otro día Nuestra Presidenta decía en el seno mismo del G20, que ante toda crisis y pérdida global de lo que sea, siempre hay alguien que gana. Éste es un claro ejemplo de ello.
Hace unos cuantos años, en una empresa en la que trabajé, compartí actividades gremiales con un sanjuanino sensacional, que tenía una definición perfecta para estos personajes lectores de revoluciones de biblioteca. El gordo, morocho y "peruca" decía: "Son todos rabanitos: Muy colorados por afuera, pero por adentro...blanquitos, blanquitos" Y tenía razón.
ResponderEliminarGerardo, un compañero los llamaba "revolucionarios de heladera llena".
ResponderEliminar...Y mi viejo: sobaco ilustrado.
ResponderEliminarComo dice Silvio Rodriguez en Canción en Harapos, "Desde un mantel importado y un vino añejado se lucha muy bien.
ResponderEliminarDesde una mesa gigante y un auto elegante
se sufre también".