A treinta y sieis años de aquel fatídico día, hoy más que nunca, podemos decir que vamos por buen camino.
Nuestros hermanos compañeros detenidos desaparecidos, los 30.000 saben que la justicia es lenta pero es inexorable cuando hay volundad política.
Nuestros hermanos compañeros detenidos desaparecidos, los 30.000 saben que la justicia es lenta pero es inexorable cuando hay volundad política.
Hoy marcharé junto a madres y abuelas como todos los años, como tantos jueves he rondado la pirámide, como tantas veces he pedido juicio y castigo, como pocas veces, solo en esos últimos años, he llorado de alegría al ver tanta juventud acompañando.
Pero hoy también lamentaré que sigamos cometiendo los mismos errores que otrora y hagamos dos marchas.
Si, porque la lucha que nos une es la misma y sin embargo no puedo marchar junto al PO o al MAS o al MST. Créanme que me duele, porque peronistas, socialistas, comunistas fuimos masacrados en los mismos campos de concentración y exterminio y no fue menor el dolor y el sufrimiento de nuestras madres. Porque nuestras llagas no cerraron en distinto tiempo, si es que alguna vez cerrarán, porque festejamos con el mismo orgullo con cada acto de justicia y cada represor encarcelado, porque nos emocionamos de a misma manera con cada nieto recuperado, porque lloramos las mismas lágrimas de bronca al ver algún documental del horror.
Que se le va a hacer, será que somos argentinos y eso nos asemeja y separa a la vez. Será que nunca vamos a aprender. Será que ese es nuestro destino, chiquito, de creernos más merecedores que otros de las cosas.
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