"¡Piquete y cacerola, la lucha es una sola!"
Así titula la nota que el padre Eduardo de la Serna nos hace legar hoy y que les reproduzco, después vuelvo:
Ahora resulta que viene ese Mariotto a decirnos que "Biolcatti funcionó como un barrabrava".
¿De qué se queja? En su momento de fama, el ruralista -de la Rural- actuó como un piquetero cortando rutas, después caceroleó en Olivos. Ahora patotea en la casa de Gobierno de la Provincia. El tipo viene demostrando su coherencia. Si 6, 7, 8 o TVR muestran los archivos lo mostrarán siempre coherente. ¡Si hasta prestó su avión personal para que la "mesa de enlace" vaya de un lugar a otro del país para quejarse contra este gobierno que lo empobrece!
A menos que esas cosas estén mal si las hace otro, y bien si las hago yo... ¿No, Biolcatti?
El tema es bastante más profundo que esto. El tema es la poseción del relato. De ese relato que día a día, hora a hora van fabricando y no es de extrañar que Biolcatti lo vea mal, el problema es que el pueblo también lo ve mal.
Domesticados como están las clases medias de Argentina, son proclives de acuerdo a como se lo cuenten, hoy defendemos a Moyano, la soberanía de los Kelpers, los intereses de Repsol o la historia oficial contada por Vargas LLosa.
Que tenemos un viceministro de economía judío y marxista, una presidenta inestable y ciclotímica, que antes de morir Néstor era un dictador desenfrenado y luego de pasado un tiempo, un estadista que se lo extraña, que el vicepresidente es rockero, drogón y sucio (corrupto ya se sabía).
Entonces resulta que no estan descabellado pensar como un cacerolero, después de todo, siempre hay latiendo alguno en algún rinconcito de nuestro argento corazón.
En cada Amo yace un Esclavo y eso es lo que reclama, su parte en este asunto y que no lo dejen afuera.
Cuestiones como estas se ven todos los días. Yo sin ir más lejos le dediqué tres domingos a Lanata, tiempo que sabía perdido de antemando, pero que en algún punto guardaba la ilusión de que me sorprendiera como entonces... Se ve que se le jubilaron todos los conejos, solo le festejan los gags, la claqué conratada que lo rodea y da cobertura.
En cualquier momento volvemos a escuchar a Lapegue tratarnos de twiteros truchos, o de ladrones, da lo mismo.
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