Diego (Diego PoioDiablo Montoto en feisbuc), un compañero que se mandó el jueves a la plaza solito en medio de los cacerolos con un cartel que decía “La Plaza es de las Madres”, nos cuenta esta historia, su historia:
Llegué tipo 9pm. Había bastante gente, pero de un solo lado del Obelisco. Así que me quedé del lado del que yo venía. Ahí casi no había gente. Salvo los que, hijos de puta, daban la vuelta a la Plaza con sus cacerolitas. Se me acercaron varios caceroludos, algunos puteando directamente (forro, corrupto, pelotudo, etc…). Otros se me acercaban haciéndose los giles y me venían a discutir. Otros tantos me pasaban bien por al lado y me caceroleaban el oído, los muy pajertos. En fin… Yo simplemente miraba para abajo y me movía los 5 o 10 o 15 metros que me fueran necesarios para no oírlos. Iba de pañuelo en pañuelo, bah. Sabía que me buscaban la mirada, me querían guapear, claro, todo bien. El tema era no dejarlos que me hablen, no discutirles, nada. Ellos no existían para mí.
También se me acercaron otro tipo de personas… Yo, reitero, a cada uno que me decía algo, me daba media vuelta, vista pa abajo, y al carajo. Pero estos otros… estos otros me decían “Eh, no no... pará… estoy con vos loco… soy de los buenos…” y cosas por el estilo. No podía creerlo! No estaba solo! Había muchos por ahí dando vueltas, de los nuestros, que fueron a ver qué onda. Imagino que por si se pudría, qué se yo…
En una, se me acerca un cincuentón largo. Barbudo. Ya lo había visto un par de veces dando vueltas, lo fiché. Ojo con éste, Montoto, andá a saber… O era compañero… o era algo raro… en fin… El tipo entonces se me acerca, y yo de nuevo agarro y encaro para otro lado… y me dice: “No, pibe, pará.. quedate... todo bien compañero... soy de MILES… conocés? Quedate tranquilo pibe, si te tocan, los compañeros estamos por acá”. Me hizo un gesto así con la cabeza, como diciendo “fumá”.
También se me acercaron algunos otros, como decía, que me tiraban un “aguante compañero”. Otros se me quedaban un rato a charlar, me tiraban un “bancá que doy la vuelta a ver qué onda allá”. O un “recién vi a un hijo de puta con un cartel que decía Justicia para Candela… estos están relocos…”. En fin. Que me hicieron compañía un rato.
Algunos locos varios me sacaron fotos con el celular y eso. Otro que pintaba profesional, me tuvo como cinco minutitos con las fotos. “Te podrías poner mirando para acá? Ahora para allá? Un poco más a la izquierda te jode?” Hasta que le dije “sí, todo muy lindo loco, te banco, es tu laburo y eso, pero ya está, no vine por la foto”. Y me tira un “ja, todo bien cumpa, soy de Telam. Te banco, loco”.
En fin, que se empezaba a hacer tarde, y en serio el frío venía bien jodido. Eran las 22.45 masomenos. Y todavía quedaban algunos hijos de puta por ahí en la plaza, con sus cacerolas de mierda y sus cantos patéticos como los del fulbo gallego, digamos. Pero me dije ya llegaste hasta acá, salamín… de la Plaza no te vas hasta que no quede nadie! Que el último que se vaya, sea alguien que banque a las Madres. Y me quedé hasta las 23.15. En punto. A esa hora, se fue el último hijo de una gran puta.
Solo quedaba yo, temblando de felicidad como un pelotudo que soy. Y me dí la vuelta a la Plaza, la Plaza de las Madres, con mi cartelito pedorro. Sé que lo que hice no estuvo muy bien, pudo haber pasado cualquier locura. Y el muerto, como leí por todos lados, nos lo tiraban a nosotros, y eso. Y es verdad, fui un irresponsable, un siome. Pero me salió de adentro, viejo. Perdón, pero lo hacía o me moría por adentro.
Gracias Miltancio
Soy un convencido que la pròxima vez que pretendan ir a la plaza, tenemos que estar nosotros ocupàndola y a ver si se animan a cacerolear con nosotros ahì, la PLAZA ES DEL PUEBLO,y no de veinte pedorros que no saben cuando es nunca.
ResponderEliminarCarlos Marciano