Hay veces que uno se levanta dispuesto a seguir una idea, y al leer los diarios se dá cuena que le ganaron de mano. Este es el caso de la nota de hoy de página/12 del compañero Cufré y entonces, pensaremos otra cosa para más tarde.
Solo quiero agregar que seguimos un par de pasos adelane del resto y eso se nota cada día más.
Realidades paralelas
Por David Cufré
A lo largo de los últimos nueve años se ha producido
repetidas veces un contraste muy marcado entre cierto clima mediático,
una determinada percepción de la marcha de la economía en sectores
acomodados de la sociedad y, especialmente, entre los pronósticos
apocalípticos de economistas del establishment y dirigentes de la
oposición, y lo que finalmente fueron los resultados de las políticas
económicas adoptadas por el Gobierno. La primera vez que eso ocurrió fue
en 2003, cuando los gurúes de la city decían que los aumentos
salariales por decreto, la dureza en la negociación con el FMI y la
orientación keynesiana del gobierno de Kirchner acabarían en catástrofe,
y lo que pasó fue que el PBI creció 8,8 por ciento. Entonces dijeron
que era el veranito o el rebote del gato muerto. Pero en 2004 la
expansión fue del 9 por ciento y en 2005, del 9,2. La distancia entre un
pesimismo militante, ideológico, convencido, y la realidad de una
economía que tuvo su mayor avance en décadas nunca fue fácil de explicar
para los críticos de la estrategia oficial. Una de las razones es que
las respuestas elegidas por las autoridades a los distintos desafíos de
la economía no entran en sus esquemas de análisis. No podían imaginar el
pago con reservas de la deuda con el FMI y el corte casi total de
relaciones con el organismo. No formaba ni forma parte de su lógica que
la Argentina pueda desarrollar una política autónoma del Fondo
Monetario. Y sin embargo ha sido un camino virtuoso. Lo mismo que la
dura reestructuración de la deuda, la anulación de las AFJP o la
creación de la Asignación Universal por Hijo en 2009, en la peor etapa
–hasta ahora– de la crisis internacional, cuando la recomendación
interna y externa de los sectores dominantes era ajustar gastos y
acovacharse hasta que aclare. El Gobierno hizo lo contrario y los
descolocó. Un préstamo a la General Motors y subsidios para evitar
despidos –el plan Repro– no figuraban en sus manuales en aquel 2009,
pero funcionaron. El partido de 2012 está en pleno desarrollo. Habrá que
esperar para saber si la recuperación de YPF, la reforma de la carta
orgánica del Banco Central, las señales para reemplazar una cultura
dolarizada por otra en pesos y la administración del comercio exterior
sirven o no a la mayoría de los argentinos. El anuncio de ayer va en la
misma dirección: apostar al crecimiento. Salir para adelante, con los
trabajadores como locomotora. “Hay que poner plata abajo, hay que darle a
quien va a gastar acá. No sólo es lo más justo, es lo más efectivo”,
explican en el Ejecutivo, con un entusiasmo que, otra vez, está en las
antípodas del malhumor de los caceroleros de Callao y Santa Fe.
© 2000-2012 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Hola Dani, coincido plenamente con este muchacho Cufré. Además quiero aportar un dato que talvez haya pasado sin que nadie lo note, pero como yo lo ví directamente en vivo, lo quiero destacar.
ResponderEliminarAyer en una conferencia de prensa que dió la mesa de enlace, le preguntaron a Biolcati cual era su supocición de porque Cristina había ganado en las zonas rurales en las últimas elecciones y él muy sueltito de cuerpo dijo: "...la ruralidad como se le dice, no es sólo los productores rurales sino que abarca a los talleres mecánicos, los abogados, los contadores y el resto de la gente de los pueblos rurales y que como ellos vieron una mejoría en sus ingresos apoyaron este modelo, pero que los productores rurales propiamente dicho no son más de 350.000 personas y que sumados sus grupos familiares no son más de 1.000.000 de personas y que ellos no votaron a Cristina pero como la oposición estaba dispersada no se noto..."
Quiero destacar que el campo como le gusta decir a la mesa de enlace y a la cornetita son según ellos mismos 350.000 personas y se creen com mas autoridad para opinar que los más de 11.000.000 que la votamos a Cristina. No son nada de nada.
Te mando un abrazo