Por más que sus cultores negaron durante más de 35 años algo que era una verdad develada, la presidenta del Tribunal Oral Federal 6, María del Carmen Roqueta, que ayer dictó sentencia de 50 años (ojalá los viva) para Jorge Rafael Videla, pero lo más importante fueron sus palabras donde deja bien claro que “No hacer lugar a los planteos de prescripción penal interpuestos por
las defensas –dijo y siguió– por tratarse los hechos juzgados de delitos
de lesa humanidad implementados mediante una práctica sistemática y
generalizada de sustracción, retención y ocultamiento de menores de
edad, haciendo incierta, alterando o suprimiendo su identidad en ocasión
del secuestro, cautiverio, desaparición o muerte de sus madres, en el
marco de un plan general de aniquilación que desplegó sobre parte de la
población civil con el argumento de combatir la subversión implementando
métodos del terrorismo de Estado durante los años 1976 a 1983 de la
última dictadura (cívico) militar, artículo 118 de la Constitución”.
Aún con algunos reclamos respecto de alguna sentencia, Estela de Carlotto se sintió conmovida por el fallo y la pena al responsable máximo. Llantos, emoción, dolor contendo por lustros, contra caras impávidas, como fuera de este mundo, como en euna nube de pedos, diría yo si se me permite, los acusados recibieron las sentencias de 40 años para Vañek, 30 años para Acosta y 20 para Riveros, 15 años para Bignone y Franco. Las penas más bajas fueron para los padres apropiadores 15 para Víctor Gallo y 5 para Susana Colombo.
Una frase como tirada al pasar por la abuela Elsa Pavón, ressume el sentido de tanta espera “Tuvieron un juicio justo en plena luz del día –dijo– y con toda la justicia y la ley que no tuvieron los nuestros.”
Tal cual, Daniel. Exacta y reflejo de una altísima moral que ellos desconocen por completo, la frase de remate del post.
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